Joe Biden se convirtió el miércoles en el presidente número 46 de Estados Unidos, en una ceremonia marcada por medidas de seguridad sin precedentes y el impacto de la pandemia de COVID-19, en un reflejo de la enorme tarea que le espera en los próximos cuatro años.
“Hoy celebramos el triunfo no de un candidato sino de una causa, la causa de la democracia”, dijo Biden después de tomar el juramento presidencial. “Hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciosa, es frágil; en este momento, la democracia ha prevalecido.”
En un discurso en el que pidió a los estadounidenses unirse y dejar atrás las profundas divisiones que se agudizaron en los últimos cuatro años, Biden prometió enfrentar con “audacia” las múltiples crisis que enfrenta el país y “defender la verdad”.
“Debemos poner fin a esta guerra incivil que enfrenta a conservadores y liberales. Lo podemos hacer si mostramos un poco de tolerancia y humildad y estamos dispuestos a ponemos en el lugar de los demás”, dijo. “La política no tiene que ser un fuego devastador que destruye todo a su paso”.
A sus 78 años, Biden será el presidente de más edad que ha llegado a la Casa Blanca, tras una larga carrera política en la que fue senador de Delaware por más de treinta años y vicepresidente durante los dos mandatos de Barack Obama. Kamala Harris, quien renunció a su asiento en el Senado el lunes, hizo historia al ser la primera mujer y la primera afroamericana, de ascendencia asiática y caribeña, en llegar a la vicepresidencia.
Biden y Harris juramentaron frente al Capitolio aunque ante una reducida audiencia, en un gesto para conservar la tradición y enviar un mensaje al mundo sobre “la resiliencia de la democracia americana”, dijo Kate Bedingfield, la nueva directora de comunicación de la Casa Blanca.
No se vio a la típica multitud concentrada en el National Mall, rodeado por barreras y cercas como parte de las medidas de seguridad implementadas tras el inédito asalto del Capitolio hace dos semanas por un grupo de seguidores de Donald Trump. Doscientas mil banderas fueron plantadas en lugar de los estadounidenses que no pudieron asistir al evento.